Uno no se imagina lo complejo que es la comunicación en una colmena de abejas, que se basa en vibraciones, danzas y mezcla de componentes químicos con feromonas emitidas por la abeja reina, las abejas obreras y la cría.
Las abejas tienen uno de los sistemas de comunicación química más complejos en la naturaleza, regulando las funciones del organismo, desde su reproducción y división del trabajo hasta el pecoreo (conducta de las abejas obreras de Apis mellifera que recolectan polen y néctar de la flora apícola de un determinado lugar geográfico como insumos alimenticois). Las feromonas emitidas por una abeja, desde que es un pequeño huevo, cambiarán a lo largo de su vida, y a la fecha solo algunas de ellas han sido estudiadas y comprendidas por los científicos, como la feromona de la reina.
Esta feromona está compuesta por nueve diferentes componentes químicos. Ella mantiene unida a los individuos de la colmena, atrae a los zánganos en su vuelo nupcial (vuelo de apareamiento) y a las obreras para atenderla y alimentarla. Esta feromona es transmitida al resto de abejas de la colonia a través del contacto con las antenas o de boca en boca (trofalaxis). La transmisión de la feromona de la reina le hace saber a todos los individuos de la colmena que su reina está viva y fértil. Se dice que cuando una abeja reina muere, pasan aproximadamente 20 minutos hasta que toda la colmena se da cuenta que ha quedado huérfana.
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